Ayer aprovechamos este ensayo de primavera para disfrutar leyendo y corrigiendo en el jardín. Tirados en el pasto, sentados bajo el hibiscus e incluso intentando bajar una rampa en patineta terminamos de darle la última revisión a los cuentos acuáticos. En nuestro picnic literario además de cuentos y haikus había alfajorcitos de maicena para comer. Fotos no hay, era tanta la alegría que nos olvidamos la cámara en el taller.
¡Imagínennos!
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