11.7.14

Contar un cuadro

En un taller de pintura para niños, alguien descubre que una mancha de tinta puede contener embarcaciones solitarias, caballos alados, monstruos inclasificables, peces luminosos.  ¿De dónde vienen? ¿De qué tierra misteriosa? Aunque recién llegados a la  hoja de papel, quien pinta sabe, que algo puede ser completamente desconocido y resultar al mismo tiempo, extrañamente familiar.
Los cuadros, seres vivos en cualquier enciclopedia fantástica, llegaron al Taller del Zorro y se encontraron con los chicos. Ellos les hicieron preguntas tales como ¿quién es este hombrecito furioso?, ¿qué hace un castillo en el medio del mar?
La vida de los cuadros es larga e impredecible. Las historias que cuentan son infinitas. Esta es una recopilación de algunas de esas historias. Si las imágenes y las palabras  provienen de un mismo lugar, de una misma tierra lejana y profunda, solo lo sabrán los pintores-escritores de estas hermosas obras. 
Con ustedes, CONTAR UN CUADRO.


Mascotas de papel cobran vida

 

 

Hay quienes adoptan boas constrictoras  llegadas de África, como Madame Bodot,  que no solo la sacaba a pasear, sino que la llevaba al colegio;  o eso cuenta Tomi Ungerer en Crictor.

Los chicos del taller, tuvieron la suerte de encontrar, en unos retazos de papeles cortados y pegados al azar, animales hasta entonces desconocidos, aparecidos sólo para ellos, cada uno con su historia y sus características.

Después de mucho trabajar los animales  cobraron vida en sus cuadernos.

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9.7.14

Historias lobunas

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Hoy leímos historias protagonizadas por lobos. Lobos inocentes que les temen a las niñas terribles vestidas de rojo, como en “Lobo rojo y caperucita feroz”, de Elsa Bornemann; hermanitos asediados por chanchos malévolos, como en “Los tres lobitos y el cochinito feroz”; enternecidos por una gallina y sus pollitos, en “El estofado del lobo” de Keiko Kasza y también irremediablemente golosos, como en “ Juan y el lobo”, de Tony Rosas. ¿ De cuántas formas se puede contar una misma historia?, ¿cómo hacerlo desde otro punto de vista?. Luego las chicas, inventaron su propia versión del archienemigo de siempre.

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4.7.14

Barajando personajes

taller 002¿ Qué pasaría si Hansel y Gretel viajaran a Nunca Jamás?, ¿ Y si el Lobo Feroz se encontrara con el Gato con Botas?. Hoy  leímos “ El enano saltarín”, cuento recopilado por los Hermanos Grimm, e imaginamos historias que tendrían lugar si los personajes de los cuentos clásicos pudieras atravesar las páginas y encontrarse en algún bosque inventado. 

Hansel y Gretel en el Reino de Oz

Hansel y Gretel estaban ayudando a su papá a cortar la leña, iban árbol tras árbol. Pero se fueron tan lejos que a penas miraron al frente vieron una puerta y Hansel la trató de abrir, pero estaba cerrada pero al lado había una llave que decía “úsame” . Gretel la agarró y la trató de usar y la insertó y se abrió. Cuando pasaron vieron unos hombrecitos llamados Munchkins y dijeron “ Bienvenidos a la tierra de Munchkin del Reino de Oz”. De repente los Munchkins miraron para arriba y estaba la Bruja Buena del Sur y les dijo a Hansel y Gretel “ ¿ porqué están aquí?, ¿ acaso vienen a ver al Mago de Oz?” “ No”, dijo Hansel “ solo queremos más leña para nuestro papá”. “Si quieren leña tienen que ir por el camino amarillo así encontrarán toda la leña de Oz”. Entonces empezaron a caminar. En medio del camino encontraron un títere que les dijo “Hola. Soy el títere y quisiera poder moverme por mi propia cuenta. ¿Para dónde van?”. “ Vamos a buscar leña”  “¡ Leña! La leña de aquí es mágica. Te puede conceder trece deseos. ¿Me pueden llevar?”. “  ¡Claro que si!”, dijeron Hansel y Gretel. Entonces Hansel y Gretel y el Títere salieron caminando hasta que oyeron a alguien sollozando. Era un robot y le preguntaron porqué estaba llorando. “Un día me dejaron acá y se me acabó el aceite”. “Si querés te podemos llevar a los troncos mágicos”. “Gracias”. Así que Hansel y Gretel, el Títere y el robot siguieron caminando y llegaron a los troncos. Todos pidieron sus deseos y se fueron todos a sus casas. Malena F.

3.7.14

Un cuarto propio

 

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Leímos varias descripciones de habitaciones de La vida, instrucciones de uso, de George Perec e imaginamos cómo eran sus dueños. Bajo la consigna de que las habitaciones reflejaran las personalidades de sus dueños, los chicos escribieron unas descripciones geniales y algunas escalofriantes.

Cuando entré en la habitación me quedé paralizada, me encontré rodeada de huesos. Al fondo había una mesa de roble sosteniendo un pescado muerto, oloroso, desagradable. No había demasiada luz, sólo una bombita que titilaba. Sospechaba que pronto se iba a caer. Unos libros descuidados descansaban en un estante mientras un rosbif a medio comer estaba tirado en le mugriento suelo. Me acerqué al estante y pude ver un cuadro con una horrible fotografía, el dueño de aquel hoyo negro había tenido una mala infancia. Juana

2.7.14

Ilustradores de kamishibai

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Luego de una función de kamishibai en la que vimos y escuchamos la historia de La grulla agradecida, los chicos ilustraron la obra que escribieron la semana pasada. 

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