2.10.14

Slam de Limericks

taller 025

Después de leer geniales limericks de Edward Lear y de María Elena Walsh los chicos crearon los suyos e  intentamos hacer un slam de limericks, una suerte de torneo de poesía en el que los chicos recitaban los limericks que habían escrito. La competencia quedó desierta y anulada porque fue imposible elegir a un sólo ganador.

Había una vez un camaleón

que llegaba tarde a toda reunión

pero lo que nadie se enteraba

es que él siempre estaba

pero se camuflaba en el paredón.

 

Había una vez una señora en Bulgaria

que quería ser secretaria

pero nadie la aceptaba

porque ella loca estaba

y así terminó esta historia estrafalaria.

 

Había una vez un mudo

que quería ser rudo

aunque malas palabras quería decir

nunca las pudo transmitir

entonces se quedó sentado jugando al ludo.

 

Una señora que le creció bigote

se sentó a leer don quijote

y como la obra era muy sedentaria

se fue a quejar con la bibliotecaria

a la que le enrojeció el cogote.

 

La señora que enloquecía

tomaba el té con su tía

su corazón latía a toda prisa

y usted diría

que la señora… magiaría.

 

Mi mamá está muy enojada

porque todavía no estoy bañada

pero yo siempre le digo

que enojada no debe estar conmigo

porque el agua todavía está mojada.

1.10.14

El nudo de la historia

taller 009

Ayer seguimos construyendo la historia para nuestro próximo kamishibai. No podemos adelantar mucho, sólo  ya sabemos dónde ocurre todo y quiénes son sus protagonistas. El problema es que atamos el nudo de la historia tan apretado, que aunque lo estudiemos con un microscopio de pulgas circenses,  todavía no podemos desatarlo. Esperemos que algún personaje se nos aparezca en sueños, o en la parada del colectivo y nos sople al oído la respuesta.

A los interesados en paraguas circenses y pulgas prestidigitadoras,  podemos recomendarles El paraguas amarillo, de Franz Rosell y La pulga y el profesor, de Hans Christian Andersen. 

30.9.14

Cómo viajar por el mundo con un teatro de papel

taller 006

Ayer tuvimos función continuada de Kamishibai: viajamos por Alemania junto a  Los músicos de Bremen; aprendimos algo de Rusia, gracias a “La gata sin nombre” y descubrimos Japón con  Momotaro.

A partir de esto, los chicos crearon sus propias historias para ser representadas en kamishibai: surgieron aviones tristes por falta de pasajeros; castillos japoneses en donde habitan tesoros silenciosos y  un personaje llamado  “Karato” que convierte a las personas en monstruos.

26.9.14

Artefactos acuáticos

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Ayer leímos entre todos  “Ver llover”, de Germán Machado y fueron apareciendo diluvios hechos de palabras.  

Después los chicos escribieron sus propios poemas dedicados a la lluvia; algunos, eran recetas para convocarla; otros, tempestades de sonidos. Para contener semejante desborde acuático, los guardamos adentro de un libro, ocultos en una flor de origami.  

24.9.14

Kamishibai en construcción

 

taller 002Después de leer “El viernes que llovió un circo” de Fabián Sevilla, comenzamos a trabajar todos juntos en la historia para  un nuevo Kamishibai.

Nuevamente las ideas viajaron en papelitos, paisajes itinerantes en donde iban apareciendo los personajes más raros del mundo, misterios aún, sin develar.

23.9.14

Pequeños circos itinerantes

TALLER 016En el circo de la imaginación de los chicos del taller, hay hombres forzudos capaces de caminar por la cuerda floja sosteniendo un elefante en la palma de la mano; hay hipopótamos que cantan; esqueletos milenarios y hasta un cocodrilo que engulle a sus víctimas y las  hace reaparecer en su lomo.

Antes habíamos leído “Olivia salva al circo”, de Ian Falconer y “¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo?”, de Georgina Roo.